Pasaje Junín
El tradicional
Al acercarnos al pasaje Junín, observamos un importante porcentaje de personas constituido por la tercera edad, superando los 60 años, tanto en hombres como en mujeres, que adicionalmente, no cuentan con buenos estados de salud, y probablemente tiendan a empeorar con el paso del tiempo por la gran mayoría. Aparentemente, estas personas muestran tener una vida “tranquila” y sin preocupaciones, donde sus costumbres preferidas son equivalentes a disfrutar de una buena conversación con amigos contemporáneos, bajo un cálido atardecer del pasaje.
Estas personas son muy importantes en nuestra investigación ya que han estado visitando el pasaje Junín, por lo menos desde hace 30 años y han tenido la oportunidad de observar y participar de una manera más cercana en la evolución que ha sufrido. A la hora de entrevistarlos, notamos que tienen unas ideologías criticas constrictivas sobre la transformación que ha tenido el Junín de hace 30 años con el de ahora. Entre sus historias y curiosidades, nos cuentan que se sentían más a gusto con los alrededores y periferias del parque en ese entonces, puesto que se respiraba un ambiente más puro, acompañado de una naturaleza más acogedora. En la actualidad, esa naturaleza fue reemplazada por almacenes y tiendas de moda, que son normalmente concurridas por personas atrapadas por el consumismo. Y a esto añadirle, la tranquilidad perdida con el paso de los días.
Lamentablemente, estas personas han sido marginadas de nuestra sociedad, han sido víctimas de una discriminación constante, no solamente por su condición social, sino también por sus ideologías y pensamientos, que a nuestro parecer, ya son retrogradas, por el simple hecho de no estar a la par de la evolución tecnológica y social de nuestro mundo.
Por lo que pudimos observar durante el desarrollo de este estudio, es lo poco que ellos demandan de nosotros los ciudadanos. Son personas que solo desean un poco de espacio y comprensión. Que no se les margine por ninguna condición, es más, que se le hagan participes de la evolución. Que se les sume a la hora de hacer un censo. Estas personas, tan llenas de cultura y sabiduría, están siempre dispuestas a compartir un café con cualquiera, por sentirsen importantes para la sociedad.
Como cualquier persona, siempre anhelan que sus últimos años de vida, estén adornados de experiencias positivas y edificadoras. Para lograr esto, a estas personas se les recomienda que desarrollen actividades para ejercitar los músculos que con el paso del tiempo se han visto afectados por el sedentarismo. Entre estas actividades están: salir de sus hogares y despejar su mente de lo que normalmente suelen percibir. Caminar por senderos donde puedan encontrar personas de la misma edad y compartir varias experiencias en común. Respirar otro ambiente y detenerse un momento a observar las transformaciones que han ocurrido a lo largo del tiempo. Y finalmente, integrarse con nuevos grupos sociales, para aprender e intercambiar culturas entre sí.
Con base a lo anterior, el pasaje Junín de la ciudad de Medellín, es recomendado como un espacio para estas personas, donde ellas experimenten un sentimiento incomparable y se sientan parte nuestra sociedad, y que además, tengan el privilegio de compartir con varias personas de su misma condición, bajo circunstancias cómodas y acogedoras para ellos.
TERCERA EDAD EN BANCAS
En el pasaje Junín, de la ciudad de Medellín, se encuentran 5 bancas aproximadamente a partir de la calle 53 del local Bosi hasta El Salón de Té Astor, las cuales son usadas por general, entre dos o tres personas de la tercera edad. Las actividades que estas personas realizan con mayor frecuencia son la conversa o la tertulia entre ellos. Otros por lo general, prefieren encender un cigarrillo o se toman uno de esos oscuros café que venden en el centro de Medellín. Aunque también hay un porcentaje de estos, que esperan impacientemente al lustra zapatos, para sentir elegancia y recordar viejos tiempos.
CLASIFICACIÓN DEL ADULTO MAYOR
En el transcurso de este trabajo, pudimos tener la oportunidad de evidenciar la gran brecha de las clases socioeconómicas que existen entre estas personas que frecuentan el pasaje Junín.
Es por eso, que decidimos distinguirlos en tres clases:
- Adulto mayor de clase alta: es caracterizado por portar un vestuario clásico y elegante, es decir, llevar sombrero o boina, saco y pantalón de colores oscuros, acompañado de unas zapatillas brillantes. Por lo regular, son fumadores y han adoptado costumbres más “elitistas” que los hacen diferenciar al resto. Se pueden percibir en el momento que entran al Astor, puesto que allí les dan un trato importante y exclusivo.
- Adulto mayor de clase media: estos son caracterizados por portar una vestimenta más común y corriente, es decir, en sus vestuarios no contemplan tener sus zapatillas brillantes, ni portar un sombrero o boina. Han adoptado una actitud más social con sus alrededores. Son muy observadores y nunca se les ve en soledad. Con frecuencia poseen un radio, donde pueden sintonizar, bien sea música, que en su preferencia están los boleros, o escuchar partidos de futbol del rentado local.
- Adulto mayor de clase baja: la mayoría de ellos son distinguidos por vestir de manera muy extravagante, es decir, portar varias prendas y accesorios, entre los cuales su principal prenda es la chaqueta deportiva. Son consumidores de café y cigarrillo por excelencia. Es muy frecuente verles en soledad, ver pasar a los transeúntes. Desafortunadamente, algunos de ellos son habitantes de las calles, por eso su presencia es fugaz y espontánea.
GÉNEROS Y GENERACIONES
En las visitas que hemos realizado, notamos más presencia de adultos hombres masculino que mujeres. Los hombres son más propensos a estar en las calle solos, por el contrario la mujer de la tercera edad, en general siempre va acompañada de sus familiares o su pareja, y hace sus paseos con la intención de observar sus alrededores y criticar como la moda ha evolucionado con el pasar del tiempo o simplemente, a comprar flores o apostar su dinero en billetes de lotería.
Cuando el ser humano llega a la etapa de la tercera edad, otra generación nueva y distinta a la suya, aparece, y en ese lapso de tiempo el pasaje Junín cambia en casi todos los sentidos tanto en su arquitectura, como en las personas que lo visitan. Con el aliciente, de las nuevas costumbres y culturas que se adoptan con el paso del tiempo.
Hemos identificado que las personas de la tercera edad que todavía conservan la costumbre de visitar el pasaje Junín durante más de 20 años, han notado que ahora se encuentran en un nuevo mundo, es decir, que la época actual, los hace sentir extraños y diferentes, tal vez, por eso concluyan que los intereses, las perspectivas personales, las novedades, la moda, entre otros, ya no son las mismas que algunas vez ellos vivieron, y ahora les resulta difícil entender y adaptarsen a la evolución.
La mayoría se han estado amoldando al progreso social, por lo cual están y participan activamente en el pasaje Junín, donde alguna vez, lo vieron con otros ojos a comienzos del siglo pasado. Han sido participes de toda una gran evolución e historia que los hace ser importantes y valiosos en su entorno.
El adulto mayor que se encuentra en el pasaje de Junín es un ser humano que es de distingue por conservar valores de respeto y admiración frente a este lugar. Donde han pasado gran parte de sus años, sentados en esas bancas que están cargadas de historias y experiencias enriquecedoras para cualquier persona de estas nuevas generaciones.
Se podría concluir que para estas personas, es costumbre y tradición, estar en los mismos lugares todo el tiempo, por la sencilla razón de representar un lugar de inspiración y de recuerdos inmemorables, además de ser un punto de encuentro por todos ellos.
Diríamos que estas personas asisten diariamente el pasaje Junín, con asistencias muy concurridas hasta los días sábados. Las horas de mayor afluencia comienzan a las 8am, donde se empiezan a ver los primeros visos de un paisaje que prontamente se topará de gente de la tercera edad, hasta llegar a las 5pm, donde los despidos reinan en ese pasaje. Para ellos, no hay fechas especiales de visitas. Ellos visitan el pasaje Junín cuando sin horario ni días especiales.
TRABAJADORES DISCAPACITADOS DE LA TERCERA EDAD
El trabajo está incorporado en la vida del adulto en forma primordial para su supervivencia y permanencia en una ciudad consumista como Medellín. Éste ha configurado un hábito físico individual para las personas ubicadas en el pasaje Junín y mayor aún para las personas que sufren de alguna discapacidad, puesto que se sienten más vitales e importantes, al saber que su cuerpo está en función de producir.
Por lo que algunos se exigen a sí mismo a realizar pequeños trabajos como ventas ambulantes, otros por el contrario, se exigen aún más al tener su propia casita de ventas y responder al gobierno de la ciudad, con unas ventas de calidad que aporten afluencia y facilidad a los transeúntes en sus labores diarias.
Entre muchos de los aspectos llamativos que encontramos en el desarrollo del trabajo fue la actitud de muchos de estos venteros. Su estado de discapacidad no les impedía para ser amables o sonreír a cualquier ciudadano. Cualquiera podría pensar que el hecho de ellos estar en esas situaciones, adoptarían otras costumbres, sin embargo era de admirar la calidad de servicio que prestan a la comunidad.
En los locales de los centros comerciales o restaurantes ubicados alrededor del pasaje Junín no se observan personas de la tercera edad trabajando, por el contrario, en el centro del pasaje se puede percibir muchas personas de la tercera edad, en calidad de trabajadores. Los más sobresalientes son ventas pasajeras, como: llamadas a celular, billetes de lotería, dulces y helados, cd’s y dvd’s, frutas, entre muchos otros productos.
Por otro lado, hemos encontrado también, personas de la tercera edad que adoptan una actitud amarga y de descontento con los servicios que se prestan en los alrededores. De ellos, aproximadamente cuatro se encuentran en cillas de ruedas, nosotras tuvimos la oportunidad de acercarnos a uno de ellos y sostener una conversación, donde nos comentaba que hace aproximadamente 35 años trabaja vendiendo billetes de lotería, y siempre tiene una persona a su lado que le colabora a estar pendiente de su lugar de trabajo y cuando llegan muchos clientes a la vez, le ayuda atender. El vendedor asegura que en las condiciones que se encuentra no tiene muchas oportunidades de trabajo y ahora mucho menos por su edad, pensamiento que comparten las otras personas que se encuentran en las mismas condiciones y están ubicadas en el pasaje de Junín.
ADULTO MAYOR




