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El Pasaje Junín se ha convertido en un escenario disponible para las manifestaciones artísticas y culturales que con el tiempo han empezado a llegar al memorable lugar.  La música, el baile, el arte y la cultura se han apropiado del espacio público.

 

Las fotografías son parte de las manifestaciones artísticas que se propician en Junín. También lo son los jóvenes, adultos o ancianos que a través de sus instrumentos y voces cautivan a personas que van de paso por este lugar. Las estatuas humanas son protagonistas en este escenario callejero.  Los indígenas dan muestra de su talento a través de danzas o cantos propios de su cultura.  Todos, conforman expresiones no convencionales del arte y la estética y responden, en la mayoría de los casos, a una necesidad económica.

 

Las paredes de Junín también tienen que ver con las manifestaciones culturales, ya sea porque son intervenidas intencionalmente por las marcas para transmitir algún un mensaje, o porque se convierten en un mural para dar a conocer puntos de vista.  Aunque este último no es muy visible, también es posible de ser encontrado. 

 

EL MUSEO SE TRASLADA A JUNÍN

 

En primer lugar podemos hablar del Museo de la Calle, estrategia liderada por la Secretaría de Gobierno, en la que se exponen fotografías de gran formato con mensajes alusivos a la convivencia en varios sectores de la ciudad de Medellín.  Los turistas y la ciudadanía en general, pueden disfrutar de las diversas exhibiciones con el fin de generar espacios de encuentro ciudadano en un escenario de difusión para las campañas sobre la seguridad y la convivencia ciudadana. 

 

Durante el tiempo que estuvimos desarrollando el proyecto, pudimos observar tres temáticas diferentes para el “Museo de la calle”.  En un primer momento la temática estaba relacionada con el voluntariado.  Las fotografías expuestas eran alusivas a fundaciones de animales, niños o ancianos en las que se evidenciaban el trabajo de personas que brindan su colaboración para estas causas nobles. También era posible ver algunos integrantes que recibían los beneficios de estas fundaciones.  Cada fotografía tenía los respectivos patrocinadores y participantes en esta labor social.

 

En un segundo momento, las estructuras que contienen las fotografías del “Museo de la Calle” estaban totalmente cubiertas por un papel o cartón grueso que tenían impresas fotografías antiguas y muy emblemáticas de la ciudad de Medellín. Cada una de éstas contenía una breve reseña que describía el año y el lugar específico en que fue retratada.  Algunas de las fotografías eran del mismo Pasaje Junín, muy coherente con el trabajo que estamos desarrollando acerca de la memoria visual de este histórico lugar. Durante el tiempo que estuvieron exhibidas estas fotografías antiguas, se fueron deteriorando por el mal uso que hicieron ciertas personas de ellas, pues estaban intervenidas por letreros con aerosol.

 

En un tercer y último momento las fotografías del “Museo de la calle” contaban una historia diferente.  Ahora mostraban las muchas caras de Medellín: Ancianos, niños, hombres y mujeres que hacen parte de la cotidianidad en la calles de la ciudad.  Adicional a esto, había fotografías de objetos como bicicletas, fachadas de casas, balones de fútbol, bancas, entre otros.  Hasta este mes de Noviembre aún se conservan.

 

Las estructuras que conforman el Museo de la Calle, están a lo largo de todo el Pasaje Junín, adornando el lugar y transmitiendo un mensaje a aquellos que por allí transitan.

 

LA MÚSICA SE APROPIA DEL TRADICIONAL PASAJE DEL "RESBALÓN"

 

La música es bienvenida también en este histórico Pasaje peatonal, hay para todos los gustos, interpretada por agrupaciones y solistas de diferentes sectores.  Es posible escuchar Jazz, Clásica, Rock, Ranchera e incluso Country. Las personas se congregan alrededor de los artistas que interpretan las melodías, atraídos por los estilos particulares de quienes se atreven a dar a conocer su talento en las calles, muy recurrentemente en busca de un beneficio económico, pero también por la motivación de los aplausos y las felicitaciones de su público.

 

En medio de la gran cogestión por vísperas de Navidad y el comercio informal, nos encontramos con un grupo de Jóvenes músicos, cuyas edades oscilan entre los 20 y los 25 años, que se ubicaron al frente de la Repostería Astor para interpretar juntos a través de una trompeta, una batería y una guitarra, su atractiva melodía de Jazz.  Delante del grupo, sitúan el estuche de la guitarra para recolectar allí el dinero que los espectadores les dan a cambio de su arte.  Para nuestra sorpresa, la retribución económica fue bastante buena.  Este grupo se hace llamar xxx. 

 

Luego que terminaron con una de sus interpretaciones y antes de que  iniciaran una nueva, nos acercamos a ellos para indagar un poco más acerca de su experiencia de presentarse con su música en las calles y específicamente en Junín.  Uno de los integrantes del grupo, el que tocaba la guitarra, nos comentó que hace vario tiempo se presentan en diferentes zonas de la ciudad, no sólo Junín.  Expresa que estos eventos callejeros no son muy bien vistos por Espacio Público y que en algunas ocasiones han tenido inconvenientes con esta entidad.  Dice que a pesar de que en la ciudad este tipo de manifestaciones se evidencian un poco más, aún falta mayor acogida.  Hace una comparación con ciudades de Estados Unidos como Nueva York, en donde estas prácticas son más comunes. Han encontrado en las calles un lugar ideal para obtener dinero y aplausos haciendo algo que aman: Música.

 

Adicional a esto nos invitaron a seguirlos en Facebook, donde nos expresaron, tienen muchos seguidores.

 

Otro grupo musical con el que pudimos coincidir durante este tiempo de observación, fue uno conformado por tres hombres un poco mayores que los del grupo anterior, en edades comprendidas entre los 25 y los 35 años aproximadamente.  Estos portaban uniforme.  Camisa manga larga vino tinto, pantalón clásico negro y zapatillas.  Los instrumentos que tocaban eran la batería, violín y una trompeta.  El tipo de música que interpretaban era Jazz.


Aunque el otro grupo musical con el que tuvimos contacto contaba con un gran número de espectadores, estos tenían un público aun mayor, lo cual se debe muy probablemente, a la forma tan imponente de tocar el violín de uno de los artistas, un hombre negro cuyas expresiones, a la hora de hacer su interpretación, revelaban una gran pasión por lo que se encontraba haciendo.  Era inevitable no centrar la mirada en él. 

 

Las personas que contemplaban en espectáculo comentaban entre sí, tomaban fotos, videos y se acercaban a ellos para felicitarlos.  Económicamente podemos decir que les fue muy bien.

 

LAS ESTATUAS HUMANAS TAMBIÉN  HACEN PARTE DE LA HISTORIA

 

Las estatuas humanas no se pueden quedar atrás, estas también tienen su atractivo y un espacio en Junín.  En este caso hablaremos de un hombre disfrazado de Buddy, el amado personaje de las películas Toy Story de Disney.  Su sombrero, camisa amarilla, chaleco y botas vaqueras son los elementos más sobresalientes y los que permiten identificar el personaje de inmediato.  Algo un tanto particular de este hombre, es que lleva unas maracas, extraño para alguien cuyo objetivo es quedarse inmóvil por largo tiempo.  Al igual que muchos otros que llegan a Junín para dar a conocer su talento, este hombre tiene un fin económico.  Recolecta las monedas de quienes pasan curiosos al verlo, en un recipiente blanco de plástico, cuando recibe alguna retribución se mueve haciendo una venia para agradecer.  Se acercan por lo general los niños.

 

EL ARTE Y LA CULTURA SU UNE PARA CONTAR SU HISTORIA

 

El Pasaje Junín no solo es un espacio determinado por el comercio formal e informal, sino también por el arte y la cultura, en este caso evidenciado a través de la pintura.  Andrés es un hombre de 30 años aproximadamente, que en ciertas épocas, en este caso un sábado en la noche, se ubica en el suelo de Junín para hacer sus cuadros con aerosol y al mismo tiempo venderlos.  Es la oportunidad que tiene para mostrar lo que hace a  todos los que pasan por allí.  Las personas aprecian mucho eso e incluso se reúnen a su alrededor para ver cómo hace sus pinturas, convirtiéndose en una razón mayor para comprar una de ellas.

 

Las culturas participan también en la simbiosis del Pasaje. Los indígenas son una muestra de ello.  Es muy común ver comunidades que se congregan en el Espacio Público con sus familias para vender artesanías o dar a conocer algunos aspectos de su cultura a través de la danza y el canto.  Muchos de estos indígenas se encuentran en situación de calle.

 

Con sus vestimentas tradicionales, se ubican en el piso, en frente del Pasaje Comercial Junín Maracaibo, una familia de indígenas, conformada por cinco niñas en edades comprendidas entre los 8 y los 12 años, el padre de unos 50 años y un niño de 10 aproximadamente.  Juntos interpretan una canción típica de su comunidad, donde al tiempo, el grupo de niñas bailan y cantan formando una fila.

 

Al igual que muchos eventos que ocurren en Junín, éste congrega un grupo de personas que se reúnen a ver y escuchar el espectáculo.  Algunos toman fotografías con sus celulares.

 

OTRAS FORMAS DE CULTURA

 

La cultura no solo está manifiesta en Junín por la música, la danza o el arte sino también por la gran mezcla de sabores, colores y personas que se encargan de dar una identidad a Junín.  En cuanto a sabores, nos referimos a productos de otras culturas que se comercializan allí.  Las hormigas culonas son una de ellas, un plato un tanto extraño para nuestro paladar, pero al parecer exitoso.

 

La prueba de que Junín es mezcla también de personas, incluso de otros sitios, son los extranjeros que caminan por esta larga calle con sus cámaras fotográficas, para registrar de forma permanente la infraestructura, las personas y los eventos particulares que se llevan a cabo.   Visitan los Restaurantes tradicionales de la ciudad, como el llamado Mi Viejo Pueblo.  Ingresan al simbólico Unión Plaza y se toman un tiempo para contemplar las fotografías expuestas en el Museo de la Calle.

 

El emblemático Junín no solo da cabida a otras culturas, sino que conserva la suya propia, esto es posible de identificar en las diferentes estructuras que son Patrimonio Cultural de la ciudad como El Club Unión, que actualmente es un centro comercial, pero que se conserva en esencia. 

 

La Repostería Astor hace parte también de la historia cultural de este Pasaje, es una mezcla muy interesante de tradición propia y heredada.  Es un lugar hecho por Suizos, para albergar costumbres paisas, como son las de reunirse a conversar largas horas con los amigos.

 

Todas las personas que interactúan y los hechos que acontecen en este espacio Público, no son más que la construcción de cultura de Medellín.

 

MANIFESTACIONES ARTÍSTICAS Y CULTURALES

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